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En 2006 ganamos el concurso convocado por la sociedad estatal SEGIPSA para el proyecto y construcción de las nuevas oficinas del Instituto Nacional de Estadística en Santander. El local adquirido para su ubicación presentaba dificultades: una orientación demasiado castigada por el sol para poder trabajar a gusto, una segunda planta con una altura reducida y bajantes colgadas del techo, y unos forjados a cotas incómodas unos respecto a otros, todo en un bajo comercial en la parte alta de la ciudad.

La fachada se divide en dos partes unidas por una gran viga simbolica; la inferior translúcida para la playa principal de trabajo y la superior con vistas y dotada de color para hacer juegos de luces sobre el blanco predominante. Además de la propia fachada, unas plantas de bambú gigante y una balaustrada que cuelga y recoge las instalaciones completan los filtros de luz. Los quiebros del falso techo parecen caprichosos, pero recogen las bajantes díscolas y acogen las luminarias, resolviendo dos problemas importantes de un solo golpe. 

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